Tras años de reivindicaciones, Aragón contará por fin con una Unidad de Terapias Celulares Avanzadas en 2025. Este nuevo servicio servirá para producir y aplicar en el futuro las nuevas inmunoterapias de células CART, es decir, los tratamientos más novedosos en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades cuando las terapias tradicionales, como la quimioterapia, han fallado o han resultado insuficientes. En la actualidad, todos los pacientes aragoneses que precisan de estos tratamientos tienen que ser derivados a hospitales de otras comunidades autónomas.
Julián Pardo es el nuevo coordinador de esta Unidad. Este científico del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) y de la Universidad de Zaragoza, junto con Aspanoa y otros investigadores, llevaba desde 2018 reivindicando al Gobierno de Aragón que se creara este servicio. Todo fueron negativas hasta que el año pasado una particular, Clementa Soria, dejó una herencia de 1,9 millones de euros a la AECC. El impulso de Aspanoa y este importantísimo legado van a hacer que Aragón vaya a contar por fin con esta Unidad.
Doctor Pardo, Aragón va a ser de las últimas comunidades en contar con Terapias Avanzadas. ¿Por qué ha costado tanto?
Desde 2018, de la mano de Aspanoa, empezamos a hablar con las Consejerías de Salud y Ciencia. Les dijimos que la inmunoterapia con células CART era una revolución y que se iba a necesitar para cada vez más enfermedades, para lo cual era necesario tener un centro donde producirlas. Pero ellos no lo vieron así. Dijeron que era mejor derivar a los pacientes a hospitales de referencia de otras comunidades autónomas. Sin embargo, ahora hay ya 30 hospitales en toda España acreditados y ninguno es aragonés. Y se han dado cuenta de que somos los únicos junto con La Rioja, Extremadura y Castilla La Mancha. Por fortuna, la financiación de Aspanoa y el legado de Clementa Soria a través de la AECC van a ponerle solución.
Aspanoa puso en marcha la primera investigación contra el cáncer infantil de la historia de Aragón en 2018. Fue una inversión de 200.000 euros a través de su grupo y uno de sus objetivos era precisamente traer estos nuevos tratamientos.
Sí. Sin la ayuda de Aspanoa sería imposible que estuviéramos en este punto. Aragón nunca había investigado el cáncer infantil y con este proyecto se pusieron las bases para que en nuestra Comunidad pudiéramos aplicar las nuevas inmunoterapias una vez el Gobierno autonómico creara las infraestructuras necesarias.
El proyecto está a punto de terminar. ¿Qué descubrimientos o avances se han obtenido?
La primera parte del proyecto ha consistido en estudiar las células NK de los niños con leucemia o neuroblastoma. Estas células, que también se llaman asesinas naturales, las tenemos todos en el cuerpo y se encargan de destruir tumores. Así que el proyecto consistía en saber por qué las NK de estos niños habían dejado de funcionar. Y ver si modificando las células del paciente en el laboratorio, o bien utilizando las de un familiar sano, podíamos generar un tratamiento efectivo. A través de muestras de sangre, hemos analizado las células NK de 120 niños con cáncer del Hospital Miguel Servet de Zaragoza y del Hospital La Paz de Madrid. Los resultados han sido muy interesantes. Los investigadores Ariel Ramírez y Cecilia Pesini han descubierto que, aunque las NK tienen todas las armas necesarias para destruir un neuroblastoma, no lo hacen porque el tumor las despista. En concreto, las NK eliminan las primeras células del cáncer, pero después el neuroblastoma las obliga a secretar una proteína que tienen en su interior y que se denomina PD1. Este PD1 es un inhibidor y les impide seguir atacando al tumor. Este descubrimiento ha sido publicado en la prestigiosa revista ‘Oncoinmunology’ y nos aporta información importante, como que si en el futuro se aprueban tratamientos de células NK en estos pacientes habrá que combinarlos seguramente con fármacos anti-PD1, que ya se dan a pacientes adultos.
Otra pata de este proyecto era el diagnóstico precoz del aspergillus, un proyecto de Eva Gálvez, del CSIC.
El aspergillus es un hongo que está en el aire y que nuestro cuerpo elimina de forma natural. Pero en los pacientes que están inmunodeprimidos, como es el caso de algunos niños con cáncer, puede producir una enfermedad llamada aspergilosis invasiva y provocar su muerte. El problema es que las pruebas actuales para detectar este hongo generan falsos negativos, lo que hace que les pongan la medicación tarde. La doctora Gálvez ha desarrollado un biomarcador que detecta antes y mejor esta enfermedad. De hecho, se pudo probar con 3 niñas con cáncer del Servet, que tenían fiebre, no respondían a los tratamientos y las pruebas actuales daban negativo en aspergilosis. Con el marcador nuevo, que ya está patentando, salió positivo y se pudo iniciar el tratamiento. Fue eficaz y las pacientes lograron superar la infección. Este proyecto va a ser la tesis doctoral de Yurena Aguilar, una oncopediatra del Servet que además fue becada por Aspanoa.
Otra parte de la investigación la ha desarrollado Rosa del Campo, del Servicio de Microbiología del Ramón y Cajal de Madrid.
Hemos recogido 45 muestras de heces de pacientes con leucemia y neuroblastoma para estudiar su microbiota intestinal, que es clave para el buen funcionamiento del sistema inmune. Ahora se están estudiando y analizaremos si la presencia o ausencia de determinadas bacterias puede relacionarse con que las NK o la quimioterapia estén funcionando mejor o peor. Esta va a ser la tesis doctoral de Alba Fernández, una oncopediatra que también está trabajando en el Servet gracias a una beca de Aspanoa.
La obra de la nueva Unidad comenzará en breve. ¿Cuándo podrá haber tratamientos de CAR-T o NK en Aragón?
Tardaremos más. Calculamos que, tras todas las pruebas para validar la unidad y acreditar la producción correcta de células CART o NK, podríamos empezar los primeros ensayos clínicos en adultos en 2026. Estos ensayos darán la experiencia necesaria para que el Ministerio pueda acreditar un hospital aragonés para aplicar las terapias ya aprobadas de modo asistencial. La aplicación en niños tardará uno o dos años más, pendientes de que el Gobierno de Aragón cree otras infraestructuras importantes, como una UCI pediátrica más amplia y mejor dotada.
Dicen que la financiación de Aspanoa está atrayendo mucho talento e inversiones a la Comunidad. ¿Es así?
Sí. Nuestro grupo es un buen ejemplo. El proyecto de Aspanoa nos ha permitido captar más fondos e iniciar otras cuatro líneas de investigación en cáncer infantil. Si en 2018 éramos 7 científicos, ahora somos 18. Además, este proyecto nos permitió conseguir en 2019 un robot para la producción automática de CART o NK. Y hay al menos otros cuatro grupos de investigación en Aragón que nunca habían estudiado esta enfermedad y que ahora, gracias a la ayuda de Aspanoa, están trabajando en ella. Sin la ayuda de la Asociación, todo este trabajo y el que ha venido después hubiera sido imposible.