La campaña del colchón solidario de Colchones Aznar ha vuelto a ser un éxito por cuarto año consecutivo. Esta mañana, la gerente de esta empresa aragonesa, Carmen Cabeza, ha hecho entrega de un cheque de 5.100 euros al gerente de Aspanoa, Juan Carlos Acín, en la tienda que Colchones Aznar tiene en Puerto Venecia.
La campaña del colchón solidario comenzó en el año 2017 y consiste en que Colchones Aznar dona 10 euros a Aspanoa, la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón y sus familias, por cada colchón solidario que se vende. Con la donación de este año, la campaña ya ha logrado reunir un total de 19.180 euros para la lucha contra el cáncer infantil. Este colchón solidario se vende en todos los establecimientos de Colchones Aznar y también a través de su página web.
El gerente de Aspanoa, Juan Carlos Acín, ha manifestado su “máximo agradecimiento” a Colchones Aznar por esta donación. “Si todos los años es importantísima para nosotros, este 2020 lo es aún más. Desde marzo apenas hemos podido hacer actividades solidarias, con la consiguiente pérdida de financiación para desarrollar nuestra labor social, y recibir nuevamente el apoyo de Colchones Aznar es muy emocionante para nosotros, más todavía teniendo en cuenta la crisis económica que estamos viviendo todos como consecuencia indirecta de la pandemia”, ha explicado.
Aspanoa es la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, apoya a sus familias e impulsa la investigación contra el cáncer infantil en la Comunidad. El año pasado ayudó 210 niños y adolescentes con cáncer en las distintas fases de la enfermedad y a 336 familiares del menor afectado, la mayoría, sus padres.
Colchones Aznar es una empresa aragonesa del sector del descanso, fundada en 1974 y consolidada como una de las cadenas independientes de colchonería y distribución más importantes de España. Tiene 16 tiendas físicas repartidas por las tres provincias aragonesas y recientemente también ha abierto establecimientos fuera de la Comunidad, en concreto, en Pamplona y en Vitoria.
A los voluntarios hay que darles las gracias todos los días por su magnífica labor y más aún hoy, 5 de diciembre, cuando celebramos el Día Internacional del Voluntariado. En Aspanoa tenemos la gran suerte de contar con 142 personas que realizan voluntariados muy variados para ayudar a la Asociación a conseguir sus fines sociales. Sin duda, todos ellos son la columna vertebral de Aspanoa y nunca nos cansaremos de darles las gracias por su dedicación.
Para ejemplificar la solidaridad de todos ellos, hemos querido entrevistar a una de nuestras voluntarias, Cristina Paricio Durá. Cristina tiene 21 años y está estudiando el último año de Magisterio Infantil en la Universidad de Zaragoza. Le encantan los niños y es de esas personas que no pueden estar quietas, siempre está buscando formas de dedicar su tiempo a los demás. Comenzó de voluntaria en Aspanoa con solo 18 años y desde entonces ha estado compaginando sus estudios con esta labor. También consigue tiempo para ser monitora de un grupo de tiempo libre y anotadora de la Federación Aragonesa de Baloncesto durante los fines de semana.
Cristina, ¿por qué en su momento escogiste Aspanoa para hacer voluntariado?
Cuando teníamos 16 años, uno de mis amigos tuvo un cáncer y entonces me interesé mucho por ver qué acciones se realizaban en los hospitales. Localicé Aspanoa, me puse en contacto con Estela (la coordinadora de voluntariado de la Asociación), me contó todo lo que se hacía, me encantó y tuve claro que yo quería estar aquí.
¿Qué tipo de voluntariado empezaste haciendo?
Hice los cursos de formación y empecé desde el principio yendo al Hospital a jugar con los chicos. Primero cubriendo a algunos voluntarios que en días puntuales no podían acudir por cualquier compromiso y después integrándome ya en el grupo que va habitualmente. También he estado en mesas informativas y ayudando en eventos, por ejemplo, en el acto del Día Internacional del Niño con Cáncer o en un almuerzo motero solidario en Osso de Cinca.
Ahora el voluntariado con los niños que están hospitalizado debe ser telemático por la pandemia. ¿Es muy distinto?
Sí, es distinto, pero está fenomenal. Los días que los niños se pueden conectar lo agradecen un montón y nos llegan muchos mensajes de los padres dándonos las gracias y diciendo que les hemos hecho pasar una tarde estupenda. Así que estamos encantados. Venimos aquí a la sede de Aspanoa, nos conectamos y, según la edad de los niños, hacemos unos juegos u otros. Preparamos cuentos, jugamos a palabras encadenadas, nos ponemos un animal en la frente para que adivinen cuál es… Se pueden hacer muchísimas actividades.
¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de tu voluntariado hasta ahora?
Poco antes del confinamiento, había un niño ingresado que dio un bajón muy fuerte. Casi no hablaba, le costaba mucho la motricidad fina y gruesa… Pero las últimas veces que pudimos ir al Hospital, allá por febrero, estaba mejorando un montón e hicimos juntos una pulsera. Le costaba mucho meter el hilito, pero la conseguimos terminar y me la acabó regalando. Ahora la llevo siempre puesta.
Qué guay.
Cuando entras al Hospital es como un día nuevo. Esté como esté, dejo todo fuera. El estar con ellos, sacarlos de la habitación, ponerlos a jugar… A mí me encanta. Y se nos pasa el tiempo volando. Hay chicos con los que llevas casi tres horas y te dicen: “Cris, ¿ya te tienes que ir?”. Y les tienes que decir: “Sí, cariño, que son ya las 8 de la tarde…”. Poder dedicar tiempo a los demás me llena totalmente. Es vida para mí.
¿Qué le dirías a aquellas personas que están pensando en hacer voluntariado?
Las animaría porque es súper bonito y porque aprendes más de los niños que lo que tú puedes aportarles a ellos. Son unas experiencias que te enseñan muchísimo y te ayudan a formarte como persona. La gente que quiera hacerlo que no tenga miedo a informarse. Ese poquito que puedes dar significa muchísimo para otra persona. Que no dejen escapar la oportunidad porque es una experiencia muy enriquecedora.
La Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa) ha logrado vender casi 20.000 boletos del sorteo futbolero contra el cáncer infantil que este año ha sustituido al tradicional partido con los veteranos del Real Zaragoza debido a la pandemia.
Cuatro niños de Aspanoa (Paula, Mario, Noa y David) han sido los encargados de obtener esta mañana en la sede de Aspanoa en la capital aragonesa los boletos ganadores del sorteo de 250 balones de fútbol y 12 camisetas de diferentes equipos que han jugado el partido de Aspanoa durante todos estos años, entre ellas, tres del Real Zaragoza.
Los números ganadores han sido:
Camisetas del Real Zaragoza sin firmar: 19.556 y 5.779 Camiseta del Real Zaragoza firmada: 22.193 Real Madrid: 17.727 Barcelona: 3.900 Selección Española: 18.880 Athletic Club de Bilbao: 7.881 Real Sociedad: 16.961 Valencia C.F.: 17.665 Sevilla F. C.: 24.387 Atlético de Madrid: 9.792 Real Betis: 8.038
Balones de fútbol: todos los boletos acabados en 39 reciben un balón.
Desde mañana lunes y hasta el 31 de enero, los premiados podrán pasar a recoger su regalo en el horario habitual de la sede de Aspanoa en Zaragoza.
“Ha sido muy emocionante”
“El cariño que hemos recibido durante estas dos semanas de campaña ha sido extraordinario y muy emocionante. Solo podemos dar las gracias a todas las personas, empresas e instituciones que han apoyado nuestra labor a través de esta actividad tan querida por todos”, ha señalado el gerente de Aspanoa, Juan Carlos Acín.
Acín ha explicado que la pandemia ha impedido a Aspanoa organizar actividades solidarias desde el marzo, “con la consiguiente pérdida de financiación para desarrollar nuestra labor social”. “Los aragoneses lo sabían y se han volcado. Se han vendido casi 20.000 boletos y esas serían aproximadamente las personas que hubieran ido a La Romareda en un año cualquiera. Gracias de corazón”.
Aspanoa es la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, apoya a sus familias e impulsa la investigación contra el cáncer infantil en la Comunidad. El año pasado ayudó a 210 niños y adolescentes con cáncer en las distintas fases de la enfermedad y a 336 familiares del menor afectado, la mayoría, sus padres.
Este año, como no puede ser en La Romareda, el partido de Aspanoa se convierte en un súper sorteo futbolero contra el cáncer infantil. Se celebrará el domingo 29 de noviembre, a las 11.30 horas, y podrá seguirse por las redes sociales de Aspanoa.
Ariadne, una niña de Aspanoa, preparada para meterle un gol al cáncer. Foto: Tino Gil
En concreto, se sortearán:
– 250 balones de fútbol
– Tres camisetas del Real Zaragoza
– Y una camiseta de los siguientes equipos que han jugado el partido de Aspanoa durante todos estos años: Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, F. C. Barcelona, Real Betis, Real Madrid, Real Sociedad, Selección Española, Sevilla F. C. y Valencia F. C.
Los boletos han salido hoy a la venta por un donativo de 3 euros y pueden adquirirse a través de la web de Aspanoa (www.aspanoa.org), donde también se ha habilitado una fila cero. Han salido 25.000 boletos a la venta, de manera que 1 de cada 100 resultará premiado con un balón.
“El partido de Aspanoa representa nada menos que el 20% de los ingresos que necesitamos para atender a los niños con cáncer de Aragón, apoyar a sus familias e impulsar la investigación del cáncer infantil. Los aragoneses saben de la importancia que este evento tiene para nosotros. Por eso, no podíamos perder esta actividad y hemos decidido reconvertirla en este sorteo que estamos seguros de que también funcionará, porque el éxito de este evento no está en el partido en sí, sino en el inmenso cariño que la sociedad tiene hacia nuestra labor”, ha explicado Juan Carlos Acín, gerente de Aspanoa.
Un evento «fundamental»
Acín ha indicado que este partido es fundamental para Aspanoa y ha puesto como ejemplo que la recaudación que se logró el año pasado ha permitido reformar integralmente el piso de acogida donde se alojan familias de niños con cáncer de Huesca, Teruel, La Rioja y municipios zaragozanos alejados de la capital aragonesa durante el tratamiento de sus hijos. “Este año el gol al cáncer no lo pueden meter Cani o Lafita. Lo tenemos que marcar cada uno de nosotros participando en el sorteo”, ha indicado Acín.
El gerente de Aspanoa ha querido agradecer, en este sentido, la solidaridad “vital” de las 10 empresas e instituciones que este año colaboran con la Asociación a través de este evento, “una generosidad que es más emocionante que nunca por el complejo momento que estamos viviendo todos”. Son Artículos de Menaje para Colectividades (A. M. C.), Carbotainer, CEFA, Ebroacero, El Corte Inglés, Joarjo, Martín Martín, Mercazaragoza, Grupo Zoilo Ríos y Zaragoza Deporte.
Aspanoa es la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, apoya a sus familias e impulsa la investigación contra el cáncer infantil en la Comunidad. El año pasado ayudó a 210 niños y adolescentes con cáncer en las distintas fases de la enfermedad y a 336 familiares del menor afectado, la mayoría, sus padres.
Aspanoa, la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, ha logrado 11.793 euros, una vez descontados los gastos de organización, en la octava edición de su prueba de bicicleta de montaña. En total, 480 ciclistas pedalearon la semana pasada contra el cáncer infantil, en una BTT que tuvo que ser virtual por el coronavirus.
El gerente de Aspanoa, Juan Carlos Acín, ha querido agradecer a todos los participantes y empresas e instituciones colaboradoras su solidaridad «en un momento tan complejo para todos». «Nos habíamos marcado como objetivo alcanzar los 300 ciclistas con esta modalidad, y este reto se ha superado con creces. Han pedaleado por Aspanoa en todos los rincones de Aragón, España e incluso en Alemania y México. Ha sido muy emocionante«, ha añadido.
La recaudación es un 28% inferior a la edición de 2019, cuando se obtuvieron 16.500 euros debido a que se batió el récord de participación (casi 900 ciclistas en Almudévar), pero similar a la BTT del 2018, cuando se recaudaron 12.000 euros. «Estamos muy satisfechos y agradecidos. Los ciclistas han vuelto a demostrar su compromiso y solidaridad con nuestra causa«, ha indicado Acín. Los recursos que se obtienen con esta BTT se destinan a financiar los servicios que Aspanoa presta en su Casa en Almudévar: campamentos para los niños con cáncer, respiros familiares, convivencias, etcétera.
La BTT de Aspanoa 2020 ha contado con el apoyo de una docena de instituciones y empresas, a las que Aspanoa quiere dar especialmente las gracias. Han sido: la asesoría de Antonio Abadía Nadal, el Ayuntamiento de Almudévar, la Cooperativa Virgen de la Corona, la Diputación de Huesca, Electricidad Medina, la farmacia Bergüa Toya, la Fundación Caja Rural de Aragón, Hidroman, Inagro, Invico, LAEF Pirenaica, Onnera Contract y Pastelería Tolosana.
Ya está disponible la galería con todas las fotos que los ciclistas nos han ido enviando de su participación en esta edición. Si quieres que incluyamos las tuyas, envíanoslas a aspanoa@aspanoa.org. La novena edición de la BTT de Aspanoa se celebrará en septiembre de 2021.
Aspanoa lanza hoy una doble convocatoria dotada con 75.000 euros para financiar proyectos contra el cáncer infantil en Aragón. Los interesados pueden presentar sus propuestas hasta el 15 de noviembre de este año y el Comité Científico de Aspanoa emitirá la resolución en el mes de diciembre. Las bases de la convocatoria pueden consultarse a través de la web de la Asociación.
Los investigadores Julián Pardo y Alberto Jiménez Schuhmacher, del IIS Aragón, lideran las primeras investigaciones contra el cáncer infantil gracias a la financiación de Aspanoa. Foto: Tino Gil
La primera línea de ayudas va directamente dirigida a financiar proyectos de investigación contra el cáncer infantil y tiene una dotación de 60.000 euros. La segunda convocatoria, dotada con 15.000 euros, apoyará la formación de profesionales sanitarios, acciones para la mejora de la calidad asistencial en el ámbito de la Oncopediatría aragonesa y proyectos de humanización.
El lanzamiento de esta doble convocatoria ha sido posible gracias a la solidaridad de cientos personas, en concreto, los casi 2.000 socios de Aspanoa que han actualizado su cuota en los últimos meses y las 27 empresas que se han incorporado al nuevo programa AspaPymes.
Su apoyo, junto con un esfuerzo de reorientación de recursos propios de la Asociación, ha permitido que esta doble convocatoria haya podido lanzarse este año pese a que la crisis del coronavirus ha disminuido notablemente los ingresos de Aspanoa para desarrollar su labor social debido a que apenas se han podido celebrar actividades solidarias desde el mes de marzo.
«La investigación del cáncer infantil no puede parar«, ha señalado Gabriel Tirado, presidente de Aspanoa, quien ha recordado que la supervivencia de esta enfermedad en España todavía se encuentra en el 80%. «Vamos a hacer todo lo posible por seguir apoyando a médicos e investigadores. Es la única manera de avanzar en tratamientos más efectivos y lograr que, algún día, todos los niños se curen».
Tirado ha querido dar su «máximo agradecimiento» a todas las personas, empresas, entidades e instituciones que están apoyando a Aspanoa en estas circunstancias tan complicadas para que la labor de la Asociación «no se resienta».
La financiación de Aspanoa he permitido poner en marcha las primeras investigaciones contra el cáncer infantil de la historia de Aragón. Desde el año 2018, la Asociación ha comprometido 300.000 euros en investigación contra esta enfermedad, especialmente a través de científicos del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón).
Aspanoa, la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, acaba de obtener el sello de Fundación Lealtad. Se trata de un distintivo, único en España y de gran prestigio dentro de las entidades sociales, que avala que Aspanoa cumple los principios de transparencia y buenas prácticas en la gestión que evalúa esta institución independiente y sin ánimo de lucro.
“Estamos muy orgullosos de haber obtenido el sello de Fundación Lealtad. Desde nuestra fundación, trabajamos cada día para alcanzar la excelencia y recibir este espaldarazo nos hace muy felices”, señala el presidente de Aspanoa, Gabriel Tirado.
Imagen de archivo de los campamentos que Aspanoa organiza en su Casa en Almudévar.
El equipo de analistas de Fundación Lealtad ha analizado en los últimos meses cómo trabaja Aspanoa y ha determinado que la Asociación cumple íntegramente los nueve principios de transparencia y buenas prácticas. “Aspanoa solicitó de forma voluntaria la acreditación, proceso que ha concluido con la concesión del Sello ONG Acreditada tras analizarse 43 indicadores para verificar que cumple con los principios”, explica Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad.
Durante el proceso de acreditación se han contrastado, entre otros puntos, el buen funcionamiento del órgano de gobierno de Aspanoa para el cumplimiento de sus responsabilidades y el uso eficaz de sus recursos, si la entidad es sostenible y si la comunicación es fiable, así como la coherencia de sus actividades con su misión de interés general.
A partir de ahora, Aspanoa contará con el sello para manifestar su compromiso con la transparencia y las buenas prácticas, que podrá usar durante los dos próximos años en sus materiales de comunicación y captación de fondos. Además, los donantes podrán consultar el informe completo de Aspanoa en la web de Fundación Lealtad. “Las ONGs son conscientes de que la transparencia y las buenas prácticas de gestión son básicas para generar y reforzar la confianza del donante en su labor. La rendición de cuentas es clave porque ayuda a crear un vínculo con la sociedad, lo que a largo plazo favorece las colaboraciones”, señala Benavides.
“La creación de este sello por parte de Fundación Lealtad era algo necesario dentro del Tercer Sector y cuenta con un gran prestigio por su escrupuloso análisis -ha añadido Tirado-. En lo que respecta a Aspanoa, nos va a ayudar sin duda a reforzar la confianza de instituciones, empresas y donantes hacia la labor que venimos desarrollando desde hace más de 30 años”.
Con esta acreditación ASPANOA se identifica como una ONG con la que colaborar con un plus de confianza y que cumple las actuales exigencias de transparencia y buenas prácticas de los donantes, y se une al grupo de 216 ONG Acreditadas por Fundación Lealtad. En este sentido, Ana Benavides recuerda: “Para realizar una donación eficaz es fundamental que el donante se informe antes y después de colaborar para comprobar el trabajo de la ONG y el impacto de su donación. El Sello de Fundación Lealtad, basado en una evaluación independiente, ofrece y facilita esta labor a los donantes”.
El Sello ONG Acreditada
El Sello y su riguroso proceso de concesión están avalados por la experiencia de Fundación Lealtad, que inició el análisis y la acreditación de ONG en 2001. Su metodología, basada en los principios de independencia, rigor y solidaridad, ha sido reconocida nacional e internacionalmente. A la acreditación pueden optar ONG de diferente perfil: asociaciones y fundaciones, grandes y pequeñas, que desarrollen proyectos de cooperación al desarrollo y acción humanitaria, atención a colectivos desfavorecidos en España, investigación científica asociada a la salud y medio ambiente. Los 9 Principios analizados agrupan más de 40 indicadores de transparencia y buenas prácticas.
Acerca de Aspanoa
Aspanoa es la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, apoya a sus familias e impulsa la investigación contra el cáncer infantil en la Comunidad. La entidad fue fundada en 1988 por padres afectados, está declarada de Utilidad Pública por el Gobierno de España desde 1995 y forma parte de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer. El año pasado atendió a 546 personas, en concreto, 210 fueron niños y adolescentes con cáncer en las distintas fases de la enfermedad y 336 fueron familiares del menor afectado, la mayoría, sus padres.
Acerca de Fundación Lealtad
Fundación Lealtad es una institución sin ánimo de lucro que tiene como misión fomentar la confianza de la sociedad en las ONG para lograr un incremento de las donaciones, así como de cualquier otro tipo de colaboración. Fue la primera entidad en desarrollar una metodología de análisis de la transparencia y las buenas prácticas de gestión de las ONG españolas en 2001. Su servicio de información pública es un referente para los donantes y su experiencia ha inspirado otras iniciativas en España y en Latinoamérica para impulsar la transparencia de las ONG. Fundación Lealtad es el miembro español de ICFO (International Committee on Fundraising Organizations).
Aspanoa, la asociación que atiende a los niños con cáncer de Aragón, ha reinaugurado esta mañana su piso de acogida tras haberlo reformado integralmente en los últimos meses. Este piso, que se encuentra junto al Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza, centro donde reciben tratamiento todos los niños con cáncer de la Comunidad, dispone de cinco habitaciones donde pueden alojarse otras tantas familias durante la estancia hospitalaria de sus hijos.
La familia de Sofía, de Albarracín, en el piso de acogida ya reformado. Foto: Tino Gil
Este alojamiento se puso en marcha nada más fundarse la Asociación hace ahora 32 años para que las familias desplazadas tuvieran un lugar cercano donde dormir y evitar que tuvieran que alquilar una vivienda o pagarse un hotel. “En aquellos tiempos se daban circunstancias ahora impensables. Había padres con escasos recursos económicos que tenían que dormir durante meses en su coche porque no tenían a donde ir”, ha explicado el presidente de Aspanoa, Gabriel Tirado, quien ha mostrado los trabajos realizados a la consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés.
Hay que recordar que todos los niños con cáncer de Aragón y la mayoría de La Rioja son tratados en el Hospital Infantil de Zaragoza. Esto hace que en este piso se alojen muchas familias riojanas, oscenses, turolenses y de municipios zaragozanos alejados de la capital.
El paso de los años y su constante uso estaba haciendo que las instalaciones se quedaran obsoletas, de manera que era necesario hacer esta reforma integral, que también ha incluido la renovación completa del mobiliario. En total, Aspanoa ha invertido aproximadamente 115.000 euros en esta obra que comenzó en el mes de marzo, tiempo durante el cual ha estado alojando a las familias desplazadas en un hostal cercano al Infantil.
Tirado ha explicado que para afrontar esta inversión ha sido fundamental la solidaridad de todos los aragoneses, especialmente a través del último partido de Aspanoa celebrado el pasado mes de noviembre con los veteranos del Real Zaragoza en La Romareda. También se ha contado con la ayuda de varias empresas y entidades. Cabe destacar los 13.000 euros de la Fundación Sesé a través de la Sesé Bike Tour que organizó en 2019 en Urrea de Gaén, 12.000 euros de la Fundación Inocente Inocente, la donación de los electrodomésticos de la cocina por parte de BSH Electrodomésticos España -a través de su marca Balay- y la colaboración de Muebles Tuco, Media Markt Grancasa y Colchones Aznar.
El año pasado, 19 familias de niños con cáncer utilizaron este piso de acogida, pasando un total de 665 noches. El alojamiento, además de las cinco habitaciones mencionadas, dispone de cocina y tres baños.
La BTT de Aspanoa 2020 viene cargada de novedades. La principal es que los inscritos mayores de 13 años recibirán gratuitamente en su domicilio el dorsal solidario para hacer la prueba y, además, una mascarilla corporativa de Aspanoa de regalo.
La mascarilla que se entrega con la inscripción es esta. Lleva el logotipo de Aspanoa y dos palabras «Cuídanos y cuídate«, en forma de una sonrisa. Con este eslogan queremos remarcar la importancia de proteger a los más vulnerables (entre ellos, a nuestros niños, que por la enfermedad que están atravesando son personas de riesgo frente al coronavirus) y para ello tenemos que cuidarnos lo primero a nosotros mismos. Está diseñada de una forma que nos ha parecido muy curiosa y orginal: el «Cuídanos» está escrito de manera normal, pero el «Cuídate» está escrito al revés, y solo puede verse del derecho al mirarte al espejo.
Mascarillas infantiles
Con la inscripción para menores de 12 años (5 euros) no se entrega mascarilla de regalo, pero sí existe la opción de adquirir una mascarilla de tamaño infantil por 8 euros que os encantará. Tiene las mismas especificaciones técnicas que la de adultos.
La crisis del coronavirus hace imposible que podamos celebrar la BTT de Aspanoa 2020 de manera presencial, como era el deseo de todos. Pero los niños con cáncer de Aragón y sus familias nos necesitan más que nunca y, por eso, vamos a organizar la octava edición de esta prueba de bicicleta de montaña con más ilusión que nunca.
Salida de las pruebas corta y larga de la BTT de Aspanoa 2019. Fotografía: Mari Carmen Oliva
La BTT de Aspanoa 2020 será una prueba virtual y tendrá lugar entre el sábado 19 y el domingo 27 de septiembre. Cada inscrito podrá realizar la ruta que prefiera a lo largo de esa semana y en cualquier parte del mundo y, además, recibirá en su domicilio su dorsal solidario y una mascarilla corporativa de Aspanoa.
Además, los ciclistas podrán elegir entre hacer recorridos de 8, 30 y 60 kilómetros y, descargándose una APP gratuita que mide los tiempos y otros parámetros, se hará una clasificación final. Aunque como siempre en esta prueba lo importante no es quien llegue el primero, sino dar las máximas pedaladas posibles contra el cáncer infantil.
La inscripción ya está abierta a través de www.aspanoa.org/btt, con dos modalidades:
– Niños (hasta 12 años inclusive): 5 euros de donativo que incluye el envío de su dorsal solidario. Existe la opción de adquirir una mascarilla infantil de Aspanoa (8 euros) y una camiseta (10 euros).
– Adultos y adolescentes (13 años en adelante): 12 euros de donativo que incluye el envío de su dorsal solidario y una mascarilla corporativa de Aspanoa. Existe igualmente la opción de adquirir una camiseta (10 euros).
Este año no podremos estar juntos, pero volveremos a pedalear todos hacia la misma meta: luchar contra el cáncer infantil. ¡Gracias de corazón por vuestro apoyo!
Aspanoa ha ayudado a 358 personas hasta el mes de junio, un semestre marcado por la pandemia del coronavirus. De estas 358 personas, 115 fueron niños con cáncer en las distintas fases de la enfermedad, 226 fueron sus padres y madres, y 17 otros familiares del menor afectado, sobre todo, sus hermanos.
Aspanoa hizo un gran esfuerzo para mantener su labor social durante el confinamiento, modificando las habituales intervenciones presenciales de sus profesionales por atenciones telefónicas y por videoconferencia. Todo ello para proteger al máximo a los niños, que son un colectivo de riesgo frente al virus por la enfermedad que padecen.
Así, desde mediados de marzo hasta finales de mayo, los principales servicios se mantuvieron con estas modalidades telemáticas: apoyo psicológico, apoyo social, alojamiento para familias desplazadas, atención neuropsicológica. fisioterapia, musicoterapia… Son servicios que, si ya de por sí resultan fundamentales, lo fueron aún más durante lo peor de la pandemia, en una situación en la que los chicos que estaban hospitalizados apenas podían salir de la habitación por precaución.
Desde el mes de junio, Aspanoa está recuperando poco a poco la atención presencial de sus profesionales en Oncopediatría y en sus sedes, siempre siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias y con la máxima precaucación. También se va reactivando paulatinamente la labor del voluntariado. En los casos en los que no es posible recuperar la atención presencial, se continúa ayudando a los niños y familias por teléfono o videoconferencia.
Aspanoa, como ya hizo cuando se decretó el estado de alarma, quiere apelar a la solidaridad y la responsabilidad de toda la sociedad para intentar tener la pandemia bajo control hasta que llegue la vacuna.
La Asamblea de Socios de Aspanoa ha elegido esta mañana por unanimidad a Gabriel Tirado Anglés como nuevo presidente de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón. Nacido en Zaragoza en 1974, es padre de dos hijos, uno de los cuales tuvo un cáncer infantil, y en los dos últimos años había sido vicepresidente de Aspanoa y coordinador del Comité Científico de la Asociación.
Gabriel Tirado, que se convierte de esta manera en el tercer presidente de la historia de Aspanoa, es médico de profesión y, actualmente, es el jefe de la UCI del Hospital Royo Villanova de Zaragoza. Sustituye así a Miguel Casaus, que ha sido presidente de la Asociación desde el año 2005, cuando sucedió al primer presidente de la historia de la entidad, Félix Tolosana.
Miguel Casaus, Gabriel Tirado y Félix Tolosana, los tres presidentes de la historia de Aspanoa. Foto: Tino Gil
Gabriel Tirado ha querido agradecer a todos los miembros de la Junta Directiva saliente su compromiso y su solidaridad en la lucha contra el cáncer infantil durante todos estos años. Entre ellos, además del propio Miguel Casaus, se encuentran padres afectados que llevaban muchos años desempeñando esta labor voluntaria, como Jesús Miana, Marco Negredo, Joaquín Cosculluela, Fernando Giménez, Anabel Grao o Antonio Navarro.
Junto a Tirado, se han incorporado a la Junta Directiva otros padres jóvenes, como Mariano Dieste, María Pilar Viñas o Begoña Sánchez.
Gabriel Tirado ha explicado que decidió asumir la responsabilidad de la presidencia después de que Miguel Casaus se lo solicitara y porque se siente agradecido a la Asociación y con la obligación de devolver todo el cariño y la ayuda que él y su familia recibieron cuando su hijo pequeño estuvo en tratamiento. En este sentido, ha dicho que trabajarán para «mantener e impulsar la labor de Aspanoa», siempre con el objetivo estratégico de convertir a Aragón «en un referente nacional en el tratamiento y la investigación del cáncer infantil».
La lista completa de la nueva Junta Directiva, aprobada por unanimidad por la Asamblea, es la siguiente:
– Gabriel Tirado Anglés (presidente, padre afectado).
– Carlos Salafranca San Agustín (vicepresidente, padre afectado).
– Francisco Luis Bribián Puertas (vicepresidente, colaborador).
– Belén Fernández Fortún (secretaria, madre afectada).
– Jesús María Herrero Orpi (tesorero, colaborador).
– Mariano Dieste Marcial (vocal, padre afectado).
– Antonio Merino Roldán (vocal, padre afectado).
– María Dolores Miguel Caro (vocal, madre afectada).
– María Elisa Palláres Bonfil (vocal, madre afectada).
– Pedro Romero Moreno (vocal, colaborador).
– Begoña Sánchez Velázquez (vocal, madre afectada).
– Óscar Torres Angosto (vocal, padre afectado).
– María Pilar Viñas Gargallo (vocal, madre afectada).
La Asamblea de Socios ha aprobado también por unanimidad el Plan Estratégico de Aspanoa 2020-2022, el cierre contable del ejercicio 2019 y el presupuesto para el año vigente.
Miguel Casaus Abadía (Zaragoza, 1946) es un hombre de números que huye de los focos en cuanto puede. Siempre le ha dado respeto hablar en público y, pese a ello, hace 15 años, cuando acababa de terminar su carrera profesional en el Banco Zaragozano, las circunstancias lo llevaron a ser presidente de Aspanoa. Un voluntariado que él reconoce que le ha llenado muchísimo pero que hace tiempo que quería dejar porque tiene 73 años, cuatro nietos y uno más en camino y, sobre todo, porque cree que es hora de que una nueva generación de padres de niños con cáncer tome las riendas de la Asociación.
Pocos saben que Miguel tuvo cuatro hijos con su mujer, Concha Oroz, y que el segundo de ellos (Pedro Miguel) falleció de un cáncer en 1979, casi una década antes de que se fundara Aspanoa. Perder a un hijo siempre ha estado considerado como lo peor que le puede ocurrir a unos padres. Por eso es admirable la fuerza que han tenido los Casaus-Oroz para transformar todo este dolor en solidaridad, en dedicar altruistamente una gran parte de su vida a ayudar a otras familias que están pasando por las mismas circunstancias que ellos vivieron, en pelear con todas sus fuerzas contra la enfermedad que se llevó por delante a uno de sus hijos.
Miguel Casaus ha sido el segundo presidente de la historia de Aspanoa, tras Félix Tolosana. Foto: Tino Gil
Este sábado, en la Asamblea General de Socios, Miguel dejará oficialmente la presidencia y se formará una nueva Junta Directiva. Por eso le hemos querido entrevistar para hacerle un pequeño homenaje y que otras personas puedan conocerlo más de cerca. Y, por supuesto, para darle las gracias por su espectacular trabajo durante estos 15 años.
Vamos a empezar por el principio. Fue en 1979 cuando falleció tu hijo Pedro Miguel. Tuvo que ser horrible.
Tenía 7 años. Y un día, de repente, perdió la consciencia. Empezamos a ir de médico en médico para que nos dijeran qué le podía ocurrir y al final acabaron mandándonos al Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. Allí el doctor Larios ya nos dijo que era un meduloblastoma y que era incurable. Lo que pasa es que no nos lo quisimos creer. Nos pusimos la coraza y dijimos: “Esto no puede ser, esto se pasará”. Estas estadísticas que dicen que en nuestra época la supervivencia del cáncer infantil estaba en el 40% no son creíbles. Al menos, no en nuestro caso. En el Hospital hicimos amistad con otras familias, de chicos que tenían leucemias, tumores cerebrales u otros tipos de cáncer, y murieron todos. Fue una época devastadora. Nos tocó ir a muchos funerales.
¿Cómo se afronta una situación así?
A mí me dijeron en el Banco Zaragozano -Miguel tuvo altos cargos en esta entidad financiera, entre ellos, el de contador general del banco- que no me preocupara, que si hacía falta nos pagaban un tratamiento en Houston o donde fuera. Pero no había nada que hacer. Concha estuvo en el Hospital con él los seis meses que duró el tratamiento y, al final, se fue apagando poco a poco y falleció. Yo lo tuve más fácil que Concha, porque seguí trabajando, estaba metido en mil historias con el Banco, me tocaba viajar por toda España… Y mientras tanto ella estaba aquí en Zaragoza con los chicos. En aquellos tiempos, los hombres lo pasábamos de otra forma, porque el trabajo de alguna manera te permitía evadirte un poco. De otra forma el sufrimiento psicológico es tremendo. Y o tienes alguna distracción, como fue mi caso, o necesitas una ayuda profesional porque si no te hundes.
Os trataron en el Clínico. A finales de los setenta. Es imposible imaginar cómo eran los hospitales entonces.
No tuvimos ninguna ayuda. Aragón carecía de unidad de Oncopediatría, con lo que no existía ningún servicio médico especializado. Aspanoa tampoco se había creado. La única ayuda externa que tenías era la amistad que hacías con otros padres que estaban en una circunstancia similar a la tuya y que conocías en el Hospital.
Aspanoa como dices nació casi una década después, en 1988.
Sí, nosotros no fuimos de las familias fundadoras. Fue Concha quien se enteró un día, creo que allá por 1990, de que se había creado una asociación de niños con cáncer y entonces decidimos localizarlos. Nos presentamos los dos y fue ella quien desde el primer momento comenzó a colaborar como voluntaria, estuvo muchos años de vocal en la Junta Directiva. Aspanoa entonces estaba en un piso donde se hacía todo, desde atender psicológicamente a los padres y llevar las cuestiones administrativas hasta alojar a aquellas familias que venían de fuera. Vimos desde el primer momento que los fundadores de la Asociación estaban trabajando de manera excepcional, muy profesional y seria, prestando apoyo afectivo, emocional y psicológico. Y decidimos involucrarnos todo lo que pudimos, especialmente mi mujer.
Cuando ahora te encuentras con padres afectados de aquella época siempre os recuerdan y destacan lo mucho que les ayudasteis personalmente.
Lo único que nunca hicimos fue ir al Hospital. Porque nos resultaba muy duro por todo lo que habíamos sufrido y porque éramos incapaces de transmitir esperanza a las familias que estaban en tratamiento. Es que otros padres te preguntan: “¿Y a vosotros qué tal os fue?”. Y claro, nosotros no podíamos darles ánimo porque nuestro hijo había fallecido. En el piso, Concha sí que estaba con otras madres, dándoles apoyo, y al final conoces a la familia y te implicas al máximo. Estuvimos colaborando allí en el piso hasta el año 2000, cuando se pudo comprar un local para poner una sede donde prestar servicio y el piso se quedó solo para alojar a las familias desplazadas, que era lo lógico. De hecho, fue Concha quien encontró este local. Estuvimos todos los padres mirando opciones y al final ella dio con este. Y me fui yo con Félix Tolosana -el primer presidente de la historia de Aspanoa, al que luego sustituiría Miguel- a hablar del precio y comprarlo. En este tipo de cosas es donde más sentía que yo podía ayudar por mi experiencia profesional.
De hecho, la Exposición y venta de arte a beneficio de Aspanoa acaba de cumplir 25 años y vosotros estuvisteis en la organización de la primera.
Sí. En los primeros años fue mi mujer quien la coordinaba y yo les ayudaba a hacer los números porque es algo que siempre me ha gustado y que no me ha llevado esfuerzo. Esa primera exposición la hicimos en Borja con un centenar de obras donadas por Román Lobato. Y bueno, yo fui durante muchos años, hasta que empecé de presidente, el “taquillero jefe” del partido de Aspanoa. En todos los partidos de los veteranos del Real Zaragoza me metía en las taquillas de La Romareda con otras voluntarias y coordinaba el trabajo, me ponía si era necesario a vender… Yo en el fútbol no hacía otra cosa. Luego me llevaba la recaudación y la ingresaba en el banco. En fin, que ayudaba todo lo que podía desde el punto de vista contable y económico.
Concha nunca ha coincidido contigo en la Junta Directiva de Aspanoa, ¿no?
No porque, allá por el año 2002, mi hijo mayor se montó una academia y Concha se fue a echarle una mano de secretaria. Y claro no tenía apenas tiempo y al final dejó la Junta. A mí me despidieron de forma pactada del Banco Zaragozano poco después, en 2004. Tenía 57 años, cobré dos años de paro y luego me pagué yo la Seguridad Social hasta los 60 años, cuando pude jubilarme. Al final a mí me echaron un año después de que Barclays comprara el Zaragozano. Me tocó lidiar con la venta del Banco y, como era el contador general, me dijeron que me quedara un año más después de la compra para hacer la transición. Entonces cuando Price Water House firmó la auditoría del año siguiente y confirmó que todo estaba bien me despidieron. Durante ese tiempo ya habían cesado al presidente, a otros directores generales y yo ya sabía que iba a correr la misma suerte. Esto fue en 2004 y a mí Félix Tolosana, que llevaba ya 17 años de presidente, me había pedido que le sustituyera cuando dejase de trabajar. Le dije que sí, pero que quería tener al menos un año sabático después de tantos años trabajando. Pero a última hora, en 2005, me dio vértigo y le dije que no.
Foto de la Asamblea Extraordinaria de Socios de Aspanoa celebrada en 2005 (Félix Tolosana es el segundo por la izquierda y Miguel el primero por la derecha). ¿Y entonces qué ocurrió?
Se celebró una Asamblea de Socios en la que Félix dijo que no podía más, que estaba agotado y que se marchaba. Y se marchó. No había lista para la Junta Directiva, nadie quería ser el presidente por la responsabilidad que conllevaba, y eso era causa de disolución de la Asociación. Y, claro, estuvimos allí todos viendo a ver qué podíamos hacer porque si Aspanoa desaparecía iba a ser traumático para las familias. Al final decidimos aprobar una gestora constituida por cinco personas: Fernando Giménez, Loli Pombo, Javier Gálvez, Federico Izquierdo y yo mismo. Fuimos contactando con otros padres afectados para que se sumaran y al final en diciembre convocamos una nueva Asamblea en la que se constituyó la nueva Junta Directiva, conmigo como presidente. Y aquí he estado trabajando durante 15 años. Al final, yo tenía una deuda con mi hijo y quería ayudar a otros chicos.
¿Cómo fueron tus primeros años como presidente de Aspanoa?
No fue complicado porque Aspanoa ya la conocía bien. Cuando yo entré ya trabajaban aquí Antonio Rodés (entonces el gerente de Aspanoa), Gemma Sevillano (trabajadora social), Antonio Celma (psicólogo) y Esther Rins (administrativa). Y sabía que los profesionales trabajaban de manera extraordinaria, se desvivían por las familias, así que yo pasé a centrarme sobre todo en la parte económica y organizativa que es donde más podía aportar. La Asociación ya estaba lanzada y hacía una labor excepcional gracias a Félix y a todos sus colaboradores.
Sí. Cuando yo llegué ya se habían hecho algunas cosas, como arreglar el terreno para que se pudiera edificar. Pero nos hacía falta dinero para poder realizar la obra. Trabajamos sobre todo los primeros años en eso, en poder construir la Casa, y fue posible finalmente en 2011 gracias a la colaboración de muchísimas empresas y particulares. Luego también impulsamos y financiamos la ampliación y reforma de la unidad de Oncopediatría, con un resultado magnífico. Pero en lo que se refiere a prestación de servicio a los niños y familias, a mí lo que más me llena es el servicio de rehabilitación de secuelas que hemos podido construir en estos años (con neuropsicología, fisioterapia y musicoterapia) y el haber podido acercar el apoyo psicológico a las tres provincias aragonesas. Son servicios que están funcionando muy bien y que eran necesarios para muchos niños y familias.
Inauguración de la Casa de Aspanoa en Almudévar, en el año 2012. ¿Cuáles son los hitos de los que más orgulloso te sientes?
Todos son importantes, pero para mí hay dos que destacan por encima de todo. El primero, la creación en 2017 de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos de Aragón, que surgió tras muchos años de reivindicaciones y nuestra financiación. Ha sido un hito para nuestra comunidad autónoma y, además, no solo beneficia a nuestros niños, sino a todos los chicos que lo precisan en Aragón por cualquier enfermedad. Y desde luego otro éxito ha sido poder poner en marcha las primeras investigaciones contra el cáncer infantil de la historia de Aragón. La gente igual no se da cuenta, pero con lo que cuesta conseguir resultados en ciencia, ya podemos decir que nuestra inversión ha dado grandes frutos. Que de los siete chicos que han cogido la aspergilosis hasta 2019 no haya fallecido ninguno, cuando antes solían fallecer dos niños al año, es algo extraordinario. Aún es pronto para echar las campanas al vuelo. Pero ojalá esta investigación confirme los buenos resultados que por ahora se están obteniendo. En definitiva, hemos seguido mejorando la calidad de vida de los niños, hemos puesto en marcha el servicio de secuelas, hemos acercado los servicios al medio rural, hemos mejorado la atención que reciben los niños que se nos marchan (el 20%, que son muchísimos) y estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para que la supervivencia siga creciendo a través de la investigación.
A nivel personal, por lo que os ocurrió con vuestro hijo, estas dos últimas acciones tienen que ser especialmente importantes.
Yo estoy muy orgulloso. Mi hijo mayor es químico y tanto él como yo mismo soñábamos con que pudiera ser un “Julián Pardo” (Julián Pardo es científico del IIS Aragón y lidera una de las investigaciones contra el cáncer infantil financiadas por Aspanoa). Pero llegar hasta allí es muy complicado. Empezó el doctorado y al final no pudo ser. Es que él era el hermano mayor, apenas se llevaba un año con Pedro Miguel, y sufrió muchísimo. Él quería ser investigador precisamente por él. Haber podido poner en marcha estas investigaciones sustituye este sueño personal mío, el poder hacer algo por los chicos que se nos van, intentar que otros niños tengan acceso a tratamientos que mi hijo no pudo tener. No he podido hacerlo yo personalmente, ni mi hijo mayor, pero con el trabajo que hemos hecho en Aspanoa para poder lanzar estas investigaciones, pues es lo mismo. O casi lo mismo. Ese anhelo personal está cumplido y me llena muchísimo.
Inauguración de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos de Aragón, en el año 2017. ¿Qué ha sido lo más duro de estos años como presidente?
Sin duda, cuando venía a la sede por la mañana y me encontraba a las profesionales llorando porque acababa de fallecer un chico. Tenemos mucha suerte porque no solo hacen su trabajo, sino que se desviven por las familias. Y, claro, al final les afecta mucho. Es normal. Ver a las profesionales llorando es horrible.
Te vas después de 15 años, ¿no te da pena?
¡Claro que me da pena! Mucha. Y me costará. Del banco no me costó marcharme a pesar de que mi familia tenía sus reticencias porque yo estaba muy involucrado e integrado en el Zaragozano. Pero desconecté enseguida. Sin embargo, Aspanoa la llevo muy metida dentro y supongo que me costará más. Pero, bueno, ¡que tampoco me voy! Voy a estar de voluntario siempre que se me necesite aquí. Lo que pasa es que hay que dar paso a nuevas generaciones para que la Asociación siga evolucionando. Tiene que ser así. A mí no me gusta que los presidentes de las entidades sociales se eternicen, porque las asociaciones son de todos, no de una persona o un grupo de personas. Y lo bonito de Aspanoa es precisamente eso, que los padres que se han beneficiado de los servicios de la Asociación luego tomen las riendas y hagan lo que hemos hecho nosotros: luchar por nuestros hijos y los que vengan en el futuro.
¿Qué vas a hacer ahora, en esta “segunda” jubilación?
Voy a ir a andar, a andar con los amigos. Ya he quedado con alguno, a ver si me gusta y me convence. Saldré también a andar más con Concha. Nos iremos más a Cambrils si podemos… Me seguiré dedicando a mis nietos como lo he hecho hasta ahora, yendo a buscar al pequeño al colegio y jugando con él, visitaré más a mis nietos madrileños… Y leeré mucho más.
¿Aspanoa se queda en buenas manos?
No tengo ninguna duda. Me voy tranquilo y convencido. Es verdad que Aspanoa va a atravesar muchas dificultades por el coronavirus, porque apenas se pueden hacer actividades solidarias. Pero la sociedad sabe que somos padres voluntarios ayudando a otras familias, que trabajamos muy bien, y por eso estoy seguro de que saldremos de esta crisis como siempre, con la ayuda de todos: profesionales, socios, voluntarios, colaboradores y el apoyo de toda la sociedad aragonesa. Aspanoa es una gran familia de personas unidas contra el cáncer infantil. Lo importante no son los padres que podamos estar en uno u otro momento, sino la institución en sí y la labor insustituible que realiza.
Aspanoa continúa impulsando la formación de los profesionales sanitarios que atienden a los niños con cáncer y para ello acaba de conceder una beca de 5.880 euros a Virginia Moreno García, enfermera de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos de Aragón, para que curse un máster de referencia en esta especialidad que imparte la Universidad Internacional de La Rioja.
Virginia Moreno, enfermera de la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos de Aragón. Foto: Asier Alkorta.
La Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos, con sede en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, se encarga de coordinar la atención a todos los niños de Aragón con enfermedades que causarán su fallecimiento a corto, medio o largo plazo. Se inauguró en 2017 tras años de reivindicaciones por parte de Aspanoa y la Asociación ha invertido ya en ella cerca de 18.000 euros, ya que también becó en dicho año a una pediatra de la Unidad y a la médica que coordina el equipo de Teruel, a petición de las propias profesionales y de la Consejería de Sanidad, para que pudieran cursar este mismo máster.
Virginia Moreno, que lleva trabajando 15 meses en esta Unidad, señala que tenía la necesidad de seguir ampliando sus conocimientos en este campo para prestar una atención “que trate todas las esferas del menor y su familia: físicas, psicológicas, sociales y espirituales”. “La experiencia está siendo muy enriquecedora. Este máster es la mayor formación que actualmente existe en España. La atención paliativa pediátrica requiere muchas competencias y es muy importante poder desarrollar el máximo de habilidades, herramientas y recursos para poder prestarles una atención integral”.
La Unidad cuenta actualmente con dos pediatras, dos enfermeras, una musicoterapeuta y una psicóloga. “Al principio, me daba un poco de respeto. La palabra paliativos sonaba a final, a sufrimiento… Pero no. Estaba muy equivocada. Se trata de niños con enfermedades graves que amenazan o limitan su vida, pero muchos con un largo camino que recorrer durante el cual nuestros cuidados son fundamentales, aumentando el confort del paciente, tratando los síntomas que aparecen a lo largo del proceso, evitando sufrimiento y angustia al niño”.
Gabriel Tirado, coordinador del Comité Científico de Aspanoa, señala que esta fue una de las dos ayudas que se concedieron el año pasado a través de la convocatoria que Aspanoa lanza todos los años con un presupuesto de 30.000 euros para impulsar la mejora de la calidad asistencial en el ámbito de la Oncopediatría. “Queremos que Aragón sea a medio plazo una referencia nacional en el tratamiento y la investigación del cáncer infantil. Y eso solo puede conseguirse fomentando la formación continua y la especialización de nuestros profesionales sanitarios”, indica.
“Llevaba mucho tiempo trabajando en pediatría -explica Virginia- y me surgió la oportunidad de dedicarme a los cuidados paliativos pediátricos. Mentiría si dijera que al acabar mi turno se queda todo en el Hospital. Eso es imposible. Hay situaciones vividas con los pacientes y sus familias que hacen que te acuerdes de ellos. Pero somos un equipo interdisciplinar y nos apoyamos mucho, siempre intentando dar lo mejor de nosotros mismos para hacer este camino más fácil. Para mí es un privilegio poder ayudar a estos pacientes y sus familias”.
La nutrición tiene un papel fundamental tanto en la salud como en la enfermedad. Este aspecto, que en ocasiones se pone en un segundo plano pese a su gran importancia, suele generar además muchas dudas entre las familias. De ahí que Aspanoa vaya a organizar durante los próximos meses diferentes talleres sobre la nutrición en los niños con cáncer, tanto para aquellos que están en tratamiento como para los que están en revisión o ya han recibido el alta médica.
Los talleres, coordinados por la doctora Esperanza Castejón (responsable de nutrición hospitalaria del Hospital Miguel Servet de Zaragoza), serán impartidos por Anayet Gracia (enfermera dietista-nutricionista) y Mayse Romea (logopeda).
Cualquier familia de Aspanoa puede apuntarse a estos talleres, cada uno de ellos con una duración aproximada de una hora, y en los que habrá una primera exposición con posterior turno de preguntas para resolver cualquier duda. Tras una parte un poco más teórica, se desarrollarán también talleres prácticos. Por la situación sanitaria del COVID-19, los primeros talleres se celebrarán únicamente de forma online.
Hay previstas siete charlas en total. Las que ya tienen fecha son las siguientes:
Después del verano, habrá cuatro talleres más (Cómo enriquecer los alimentos; Cómo utilizar los productos enterales, etcétera).
Es necesario inscribrise al menos un día antes de la celebración de cada taller, a través del enlace que se publicará para cada sesión en la sección ‘Calendario de actividades’ de la web de Aspanoa.
Hace unos años vivieron su experiencia personal más dura cuando a uno de sus hijos le diagnosticaron un cáncer infantil. Y ahora les ha tocado enfrentarse a su mayor reto profesional: hacer frente en primera línea de batalla a la pandemia del coronavirus. Son papás y mamás de Aspanoa que trabajan en el sector sanitario a los que hemos querido entrevistar para que compartan con nosotros cómo han vivido esta situación, en un homenaje que desde Aspanoa queremos trasladar a todos los profesionales sanitarios por su espectacular trabajo durante todas estas semanas.
Hay muchos casos más, pero hemos escogido solo a tres de estos papás para evitar que el reportaje sea muy largo y porque constituyen un buen botón de muestra del conjunto de los profesionales sanitarios: Elisa Pallarés, enfermera del Servicio de Cirugía del Hospital Clínico; César García, pediatra del centro de salud de Sagasta; y Gabriel Tirado, jefe de la UCI del Hospital Royo Villanova. A continuación nos contarán su experiencia personal. Pero los tres coinciden en enviar el mismo mensaje a la sociedad: la importancia de la responsabilidad personal para evitar un rebrote ahora que España entra en fase de desescalada.
“La ciudadanía lo ha hecho muy bien, pero ese comportamiento tan bueno debe continuar porque nos estamos jugando tener que volver a confinarnos. Por favor, seamos muy cuidadosos: llevemos mascarilla, evitemos aglomeraciones”, resume César García. A lo que Elisa Pallarés añade: “A los sanitarios nos está preocupando mucho las conductas irresponsables que estamos viendo estos días en la calle. En los hospitales lo hemos pasado muy mal y estamos agotados”.
ELISA PALLARÉS: “HEMOS PASADO MUCHO MIEDO”
Elisa Pallarés es mamá de Aspanoa y enfermera del Servicio de Cirugía General del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. A su hija Alicia le diagnosticaron un neuroblastoma con 18 meses y ahora tiene ya 17 años. Está estupenda. Elisa tiene 53 y dice que en esta situación se ha reafirmado más que nunca en su vocación: “La enfermería es una profesión muy vocacional, a mí me encanta y nunca me he arrepentido de haber elegido esta profesión. Es verdad que esta es una situación que jamás había visto en los 30 años que llevo trabajando. Pero hemos dado lo mejor de nosotros mismos, sacando todo el trabajo adelante y siempre con una sonrisa de oreja a oreja, aunque no se nos viera a través de la mascarilla”.
¿Cómo has vivido la situación? Supongo que sería especialmente dura las primeras semanas.
Al principio con muchísimo miedo porque no sabíamos cómo actuar. Nos tuvimos que reinventar y cambiar por completo nuestras rutinas. El Hospital se organizó rápidamente para reservar camas para los pacientes COVID-19 y se suspendieron buena parte de las cirugías programadas. Así que todos nos hemos ido a ayudar donde nos han dicho para reforzar las plantas donde más hacíamos falta. Ahora estamos empezando a volver a la normalidad, retomando cirugías, pero todo es distinto. Cuando viene un paciente a una operación, además del protocolo habitual, les tenemos que hacer la PCR para saber si están infectados y tener la máxima precaución hasta tener el resultado de la prueba.
¿Se puede sacar alguna conclusión positiva de esta situación?
Esta crisis nos está enseñando muchas cosas, sobre todo, a ser más solidarios y humanos entre todos. En el caso del hospital esa colaboración ha sido excepcional, ha habido más que nunca ayuda mutua entre médicos, enfermeras, auxiliares, celadores… A mí los aplausos desde los balcones me emocionaron mucho, sobre todo al principio. Se me ponía la carne de gallina, lloraba… Ha sido un detalle por parte de la sociedad porque nos ha dado mucha fuerza para seguir trabajando lo mejor posible por ellos y para ellos.
¿Y lo más duro?
Al principio fue muy explosivo. Tuvimos falta de material los primeros días, pero luego se solucionó. Muchos estuvimos llevando durante un turno una mascarilla que luego resultó ser ineficaz. Y aunque se retiró enseguida, nos tuvimos que hacer las pruebas después por si acaso. Para mí el principal miedo como persona era el volver a casa después del trabajo por el riesgo de poder contagiar a mi familia. He tenido una hija con cáncer y, claro, te preocupas especialmente. No puedes darles un beso, un abrazo… Pero bueno hemos extremado la higiene y las distancias de seguridad y afortunadamente todo ha ido bien.
CÉSAR GARCÍA VERA: “NO PENSÁBAMOS QUE ESTO PUDIERA PASAR EN UN PAÍS EUROPEO”
César García Vera es pediatra en el centro de salud de Sagasta en Zaragoza. Su hijo pequeño, Javi, tuvo un cáncer con 8 años y ahora, ya con 23, está terminando el grado en Periodismo. Este papá de Aspanoa, de 59 años, cuenta que para él lo más duro ha sido asumir que pudiera llevar el virus a casa al finalizar su jornada laboral. “Pero por tener ese miedo -cuenta- no puedes dejar de trabajar y ayudar a tus pacientes. Al contrario, tienes que dar lo mejor de ti mismo. Es nuestro trabajo».
¿Cómo viviste las semanas más duras de la pandemia?
A los médicos nos pasó igual que a las autoridades sanitarias, que lo vivimos con incredulidad. Veíamos lo que estaba ocurriendo en China, pero no pensábamos que esto pudiera pasar en un país europeo. Y fue de la noche a la mañana. En cuestión de tres o cuatro días hubo una explosión de casos. Para mí, a nivel personal y profesional, fue un impacto. Al principio, en Atención Primaria, estuvimos un poco dejados de la mano de las autoridades. Cada centro de salud tomó sus propias medidas. Nos autogestionamos y organizamos como pudimos. El material de protección era muy escaso los primeros días e hicimos apaños con bolsas de basura, fabricando mascarillas con tela… Una situación completamente imprevista, impensable, de la que al final creo que hemos sabido responder medianamente bien.
Casos pediátricos parece que afortunadamente ha habido pocos. ¿Es así?
La Administración enfocó en un primer momento todos sus recursos en los hospitales. Es lo lógico porque es donde más falta hacía. En los centros de salud cambiamos nuestra forma de trabajar, suspendiendo por ejemplo las revisiones y la vacunación menos urgente, y atendiendo sobre todo por teléfono. La conversación telefónica ha servido como cribado para decidir si era necesario que el paciente viniera aquí, fuera a Urgencias o simplemente se quedara en casa. Realmente, en Pediatría hemos enviado muy pocos pacientes a los hospitales porque los casos han sido muy leves. Desde este lunes sí que estamos haciendo pruebas PCR y desde hace 15 días las pruebas de anticuerpos. Estamos viendo ahora más casos de niños que se infectaron, pero parece que han sido pocos afortunadamente.
¿Qué ha aprendido la comunidad médica de esta situación?
España, como otros estados europeos y americanos, reaccionó un pelín tarde, y estamos saliendo gracias a la solidaridad de todos. Yo me he mordido mucho la lengua, porque otros países como Corea del Sur o Alemania han hecho muchísimas pruebas en la calle en vez de en los hospitales, lo que ha permitido aislar muy rápido a los contagiados y evitar que el virus entrara de forma masiva en residencias y centros hospitalarios. La verdad es que aquí la bomba nos estalló. Ahora, que ya está todo más calmado, los profesionales de Atención Primaria vamos a tomar un papel protagonista, haciendo pruebas a todas las personas sospechosas de cualquier edad y teniendo que obtener el resultado en un máximo de 48 horas. Lo mejor de esta situación ha sido vivir la solidaridad de la gente. A mí me ha conmovido, he sentido ese agradecimiento sincero desde los balcones, me ha parecido un gesto maravilloso.
GABRIEL TIRADO: “HEMOS OLVIDADO LAS ESPECIALIDADES PARA ENFOCARNOS SOLO EN EL PACIENTE”
Gabriel Tirado es un papá de Aspanoa de 45 años que trabaja como jefe de la UCI del Hospital Royo Villanova de Zaragoza. A su hijo pequeño, Pedro, le diagnosticaron un cáncer con 7 años. Ahora tiene ya 12, es muy deportista y lleva una vida como la de cualquier niño. En las Unidades de Cuidados Intensivos como la que coordina Gabriel se atiende a los pacientes más graves contagiados de coronavirus. Señala que en lo peor de la pandemia tuvieron que ampliar hasta en un 100% las camas UCI disponibles, utilizando otros espacios del centro para poder atender a todos los pacientes críticos. “A posteriori es muy fácil decir que podían haberse hecho las cosas mejor -cuenta-. Pero sí que creo que debieron tomarse algunas decisiones antes. Creo que hemos de sacar dos conclusiones fundamentales de esta crisis: un sistema de alerta que nos permita detectar estas epidemias de manera mucho más temprana y que los sistemas sanitarios necesitan una reserva estratégica de equipos de protección individual”.
Las UCIs han sido quizá las unidades que más han sufrido durante estas semanas. ¿Cómo lo afrontasteis vosotros?
Los primeros días fueron sobre todo de temor y estrés por la situación que podía venir. El problema es que no sabíamos muy bien a qué nos íbamos a enfrentar, no conocíamos al enemigo, y esa incertidumbre dificultaba tomar decisiones. Luego, cuando ya empezaron a venir los pacientes, la enorme carga de trabajo hizo que el miedo desapareciera porque no teníamos tiempo para pensar en él. Poco a poco nos fuimos adaptando a la situación y ahora, gracias a Dios, ya estamos en una fase de relativa tranquilidad, aunque preocupados y alerta por un posible rebrote.
¿Por qué se han contagiado tantos profesionales sanitarios? Es una barbaridad. Más de 45.000 según las cifras del Ministerio de Sanidad.
En gran medida se debió a que en las primeras fases hubo escasez de mascarillas y otros equipos de protección individual, sobre todo en algunos servicios asistenciales como atención primaria. Pero también hay que tener en cuenta que hemos sido las personas que más en contacto hemos estado con el virus, lo que irremediablemente ha aumentado las probabilidades de que nos contagiáramos. Tampoco hay que olvidar que somos el grupo de población al que más pruebas se ha hecho, por lo que también se han detectado muchos casos que de normal hubieran pasado desapercibidos.
En la foto que ilustra esta entrevista apareces con una máscara de buceo. Hemos visto un montón de profesionales llevándola, pero nos han dicho que fuiste de los primeros en utilizarla. ¿Es así?
Al principio teníamos la información de que existía un riesgo alto de escasez de mascarillas y pensábamos que no iba a haber suficientes para atender a todos los pacientes que nos iban a ingresar en la UCI. Dándole vueltas encontré en internet estas máscaras de buceo de Decathlon que se podían adaptar para añadir un filtro de alta eficiencia. Me puse en contacto con ellos y cuando les expliqué lo útiles que podían ser las pusieron a disposición de los profesionales sanitarios. No sé si fui el primero en utilizarlas, porque yo creo que de manera espontánea esta idea surgió en muchos sitios a la vez. Decathlon y muchos ciudadanos nos las donaron y luego gracias a la empresa Dynamical 3D, que nos fabricó desinteresadamente unos adaptadores para los filtros, las pudimos empezar a usar. Las hemos utilizado casi la mitad del personal de la UCI y también profesionales de otros servicios (Urgencias, Medicina Interna…). Hemos conseguido ahorrar un montón de mascarillas porque se adaptan muy bien a la cara y, sobre todo, son reutilizables.
¿Qué ha sido para ti lo mejor de esta situación?
Esta crisis ha servido para poner en valor lo que realmente es la medicina: dar la mejor atención posible al paciente, olvidándonos de la especialidad que tiene cada uno. Es decir, colaborar al máximo entre todos los profesionales sanitarios para salir adelante. Y luego también la solidaridad de empresas, asociaciones y personas anónimas. En nuestro caso, Saica nos ha confeccionado mascarillas con material que les ha aportado Mann Hummel, y esta semana nos mandan unos salvaorejas que evitan el roce de las gomas de las mascarillas detrás de las orejas, que acaba siendo muy doloroso. Las van a mandar a hospitales de todo Aragón. Una empresa llamada Nett Formación también nos donó tablets para que los enfermos pudieran hablar con sus familiares. Coimbra Pack nos ha donado un montón de plásticos que han sido fundamentales para hacer radiografías a los pacientes y también nos dieron miles de manguitos para cubrirnos mejor los brazos. También asociaciones y grupos de personas que nos han fabricado batas, delantales, etcétera. Toda esta solidaridad ha sido muy emocionante y quiero darles las gracias a todos.
Aspanoa ha organizado dos encuentros online con médicos e investigadores para intentar resolver las dudas que tienen las familias de niños con cáncer ante la alerta sanitaria por el COVID-19.
La primera de estas charlas se celebró el 23 de abril y estuvo protagonizada por la doctora Carlota Calvo, jefa de Oncopediatría del Hospital Miguel Servet, y el doctor Gabriel Tirado, vicepresidente de Aspanoa y jefe de la UCI del Hospital Royo Villanova.
Durante la emisión, los expertos resolvieron preguntas que fueron enviando las familias sobre las medidas de prevención que hay que tomar para prevenir el contagio del coronavirus en niños con cáncer, sobre el riesgo que tienen estos pequeños pacientes en el caso de infectarse, etcétera.
Puedes ver el vídeo completo aquí:
La segunda charla se celebró el 3 de mayo y estuvo protagonizada por el doctor José Ramón Paño, jefe del Grupo de Investigación Clínica de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Lozano Blesa, y Julián Pardo, jefe del Grupo Inmunidad, Inflamación y Cáncer del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón.
Estos dos profesionales están desarrollando un proyecto de investigación para caracterizar biológicamente el COVID-19. Ambos forman parte del Comité Científico de Aspanoa y Pardo lidera además una de las investigaciones contra el cáncer infantil que está financiando Aspanoa.
El Gobierno de Aragón ha incluido la Casa de Aspanoa en Almudévar en el listado de infraestructuras donde podrían aislarse las personas asintomáticas contagiadas de coronavirus. Una acción que se enmarca dentro de la petición del Ministerio de Sanidad a las distintas comunidades autónomas para que busquen alojamiento para aquellas personas que, aun encontrándose sin síntomas, den positivo en el test del COVID-19 y quieran aislarse de manera voluntaria para evitar contagiar a sus familiares.
Desde la declaración del estado de alarma, la Casa de Aspanoa ha permanecido cerrada y sus instalaciones se pusieron a disposición del Gobierno de Aragón para cualquier acción que estimara oportuna para combatir esta pandemia, algo que por el momento no ha sido necesario.
La Casa tiene capacidad para alojar hasta 68 personas y forma parte de las 20 infraestructuras, tanto públicas como privadas, que el Gobierno de Aragón ha incluido en el listado que acaba de remitir al Gobierno de España para este fin.
Esto no significa necesariamente que estos alojamientos vayan a utilizarse. Según han señalado las autoridades sanitarias, se trata simplemente de dar una alternativa a los pacientes asintomáticos que prefieran no aislarse en sus domicilios. Una decisión voluntaria que, en principio, no se prevé que vaya a ser utilizada por un número significativo de personas.
El campamento de verano se mantiene
La Casa de Aspanoa acoge durante todo el año campamentos para los niños con cáncer, respiros familiares y diversas jornadas de convivencia. A la espera de ver la evolución de la situación sanitaria del país, y con la esperanza de que esta crisis finalice cuanto antes, Aspanoa mantiene la celebración de su campamento de verano, cuyo inicio está previsto para el 27 de junio.
Con motivo de la crisis sanitaria por el coronavirus, entrevistamos al presidente de Aspanoa, que lleva al igual que la inmensa mayoría de los españoles confinado más de dos semanas en su casa. Miguel Casaus envía un mensaje de ánimo a todas las familias, explica la manera en que se ha organizado Aspanoa para poder seguir atendiéndolas y valora cómo puede afectar esta crisis a las entidades sociales.
El presidente de Aspanoa, Miguel Casaus, en una foto de archivo. Foto: Tino Gil
¿Qué está suponiendo para Aspanoa estas semanas de confinamiento?
Lo primero de todo, quiero dar un mensaje de ánimo a todas las familias afectadas. Las medidas para combatir el coronavirus nos han obligado a tener que suspender las atenciones presenciales de nuestros profesionales y voluntarios en el Hospital Infantil, además de cerrar nuestras sedes en Zaragoza y en Almudévar. No poder ayudar in situ a las familias nos está doliendo a todos muchísimo, porque si ya de normal necesitan un gran apoyo, en esta situación es más necesario todavía. Aun así, estamos haciendo todo lo humanamente posible para seguir ayudándolas. Nuestros profesionales están trabajando desde sus casas, hablando con las familias por e-mail, teléfono e incluso por videoconferencia, algo que están agradeciendo muchísimo. Nos estamos dejando la piel más que nunca.
¿Se ha detectado algún caso de coronavirus entre profesionales y voluntarios de Aspanoa?
No. Pero ya el día antes de que se decretara el estado de alarma, decidimos cerrar nuestras sedes por responsabilidad social y para proteger al máximo a nuestros niños y familias. Los pacientes con cáncer también son un colectivo de riesgo. Tengamos en cuenta que son personas que están inmunodeprimidas por los tratamientos que están recibiendo, de manera que sus defensas para combatir una posible infección por coronavirus están menos fuertes que las de una persona sana. Por eso, por precaución, y siguiendo las indicaciones que nos dio el Hospital, procedimos a cerrar también las salas de juego de Oncopediatría. Quiero asimismo mandar un mensaje de ánimo y agradecimiento especial a todos los profesionales de la Unidad. Están haciendo un esfuerzo extra para que todas las familias ingresadas estén aisladas.
La solidaridad de la sociedad, quedándose en casa, está siendo ejemplar.
Nosotros estamos acostumbrados a ver lo mejor de la sociedad, que es generosa, comprometida y responsable. No nos ha sorprendido esta magnífica respuesta, pero hay que ponerla más en valor que nunca. Quedarse en casa, aunque en ocasiones pueda resultar frustrante, es una cuestión de solidaridad. No es solo por nuestra propia salud, que también, sino sobre todo para evitar contagiar a colectivos de riesgo como las personas mayores o los propios pacientes oncológicos.
Aspanoa ha tenido que posponer su tradicional Exposición y venta de arte contemporáneo, que se iba a inaugurar el 2 de abril.
Esta crisis nos va a afectar a todos, incluyendo a las entidades sociales. No nos olvidemos de que, como consecuencia del estado de alarma, no se puede organizar ninguna actividad solidaria. Esto está suponiendo una pérdida de ingresos importante para financiar nuestra labor social. Está por ver cuánto va a durar esta situación y qué impacto económico tendrá sobre el conjunto de la sociedad. Aunque ahora estemos todos centrados en esta crisis sanitaria, que lógicamente es la prioridad, me gustaría recordar algo obvio: este virus pasará antes o después, pero el cáncer por desgracia continuará.
¿En qué medida puede afectar esta crisis a la actividad futura de la Asociación?
Quiero que las familias estén tranquilas. Aspanoa tiene cierto músculo gracias a sus socios y, a medio plazo, la prestación de servicio está garantizada. No obstante, los padres afectados necesitamos estar más unidos que nunca para mitigar el posible impacto económico y social. El objetivo inmediato es evitar que esta situación nos obligue a tener que posponer la realización de nuevos proyectos muy importantes para nuestros niños y familias. Ahora mismo no existe tal riesgo, pero hay que apretar los dientes. Necesitamos más que nunca la ayuda de toda la sociedad y, en especial, de nuestros socios, familias, voluntarios y colaboradores. A todos ellos les envío ánimos para afrontar estos días tan duros que nos quedan por delante.
Aspanoa acaba de iniciar unas obras para reformar integralmente su piso de acogida, donde se alojan gratuitamente las familias que tienen que desplazarse hasta Zaragoza para que sus hijos reciban tratamiento contra el cáncer infantil. Se encuentra junto al Hospital Infantil Miguel Servet, donde son tratados todos los niños con cáncer de Aragón y la mayor parte de los de La Rioja.
Este piso tiene más de 30 años y, aunque el mobiliario se ha ido renovando periódicamente, sus instalaciones se estaban quedando obsoletas. Las obras, que se prolongarán durante aproximadamente tres meses, permitirán crear cinco nuevas habitaciones, con espacio para otras tantas familias, así como renovar por completo los muebles. Se pretende así generar un espacio mucho más cómodo y actual para las familias desplazadas.
En 2019, 19 familias utilizaron este servicio, pasando un total de 665 noches. Durante el tiempo que duren las obras, Aspanoa ofrecerá espacios alternativos a los afectados, garantizando que ninguna familia se quede sin un alojamiento adecuado durante el tratamiento de sus hijos. La inversión prevista para esta reforma y la renovación completa del mobilario es de aproximadamente 100.000 euros.
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