Chus Ibáñez es voluntaria en Aspanoa desde hace 5 años, una labor contra el cáncer infantil que compagina con su trabajo como coordinadora de baloncesto en los Maristas de Zaragoza y como entrenadora de dos equipos de este mismo deporte en Cristo Rey.
Desde joven, Chus había colaborado con varias entidades internacionales y nacionales, pero en los últimos años estaba buscando un voluntariado más cercano, donde poder ayudar “de primera mano”. En esta entrevista nos cuenta su experiencia.
¿Por qué escogiste Aspanoa?
Conocía la Asociación de los partidos de fútbol y pensé que como su labor se centraba en los niños yo podía ser útil, ya que tengo experiencia por mi trabajo. La verdad es que ahora me arrepiento de no haber empezado antes porque, aunque es verdad que hace unos años tenía menos tiempo, seguro que hubiera encontrado algún hueco para ayudar. Lo que pasa es que, aunque no lo parezca, soy muy tímida y me cuesta dar el paso sola.
¿Qué tipo de voluntariado has hecho?
Me sorprendió todo lo que hace Aspanoa por los niños. La verdad es que, hasta que no estás aquí, no te das cuenta de esta labor tan importante. Lo primero que hice fue acompañamientos hospitalarios, es decir, quedarme un rato cuidando de un chico en el Hospital porque los dos padres tienen que irse un momento por necesidad.
¿Y qué tal la experiencia?
Al principio fue duro, porque yo también soy un poco llorica. Recuerdo que llegué al Hospital y mientras esperaba en el pasillo de Oncopediatría salió una niñita con el gotero y sin pelito y me tuve que ir a las escaleras porque me emocioné. Pero ya allí me mentalicé y me dije: “Has venido para ayudar, no a montar el espectáculo”. Así que entré, acompañada por Estela (la coordinadora de voluntariado de Aspanoa), y me presentó a la niña, que tenía 3 años.
¿Cómo fue?
Estela me contó un poquito cómo estaba la situación. La niña era extranjera y no hablaba español. Pero me puse a jugar con ella y nos lo pasamos muy bien. Me tiraba los muñecos al suelo, pintamos dibujos de ‘La patrulla canina’ y le salía la sonrisita cuando le hacía gestos. Y luego fui haciendo otros acompañamientos. Estuve con una niña que la operaban al día siguiente y estaba con fiebre, con pocas ganas, y fue un poco durillo. Otro con una chica que estaba más sanita y estuvimos todo el rato en la sala de juegos… En fin, fueron situaciones muy distintas.
¿Has hecho algún voluntariado más?
Sí. También, al poco tiempo de ser voluntaria en Aspanoa, Estela me dijo que se iba a crear un grupo de voluntarios para recoger las huchas solidarias que hay en las farmacias de Zaragoza. Me apunté sin dudarlo y ahora sobre todo me dedico a eso y a colaborar puntualmente en algún evento, por ejemplo, vendiendo entradas del partido de fútbol. Voy haciendo lo que puedo, según el tiempo que tengo disponible.
¿Y de todo lo que has hecho, qué es lo más que te ha llenado?
En realidad, todo. Porque en el momento en que piensas que una hucha con un euro ya está ayudando, pues te sientes bien. Porque ya sabes que ese dinero va destinado a algo útil. Por supuesto, no tiene nada que ver recoger una hucha que acompañar a una niña. Pero te sientes igualmente gratificada porque sabes que estás ayudando a una gran causa.
Hace nada recibiste un reconocimiento por cumplir 5 años con Aspanoa. ¿Qué significó para ti?
No me lo esperaba y me puse muy contenta. Obviamente no haces esto para recibir nada, pero siempre te hace ilusión que se reconozca tu labor.
Oye Chus, ¿y has hecho amistad con otros voluntarios?
Sí, sobre todo con otras compañeras que están en las huchas, Angelines y Asun especialmente. Pero también con otros voluntarios que he conocido en actividades como la Exposición. O he tenido mucha suerte o es que todo el mundo aquí es así. Gente súper agradable, que estas cuatro horas y se te pasa como si hubiera sido apenas media hora. La verdad es que muy bien.
¿Recomendarías hacer voluntariado en Aspanoa?
Sí, por supuesto. Ya te digo que me arrepiento de no haber empezado antes.
¿Y por qué lo recomendarías?
A ver, lo primero, porque egoístamente te llena. Es algo que te hace sentir bien. Y luego, porque toda ayuda es poca y realmente te das cuenta de que, por muy ocupada que estés, algo de tiempo libre siempre tienes y una parte la puedes dedicar al voluntariado. Y como en Aspanoa tienes muchas formas de ayudar, porque se adapta bastante, pues yo creo que todo el mundo puede sacar un ratico para ayudar.
Para acabar, ¿qué piensas de la labor de Aspanoa?
Que es imprescindible e increíble. La revista que se envía todos los años se agradece un montón, porque se hacen tantas cosas a lo largo del año que a veces no te das cuentas. Cosas tan simples como el hecho de que se dé la comida a los padres en el Hospital, que están en una situación tan complicada, las veo fundamentales.