Isabel Miñes es profesora de inglés, tiene 46 años y desde hace 5 es voluntaria de Aspanoa. Decidió colaborar con la Asociación después de que a un compañero de clase de su hija le diagnosticaron un cáncer infantil. Una hora a la semana da clases de inglés a algunos niños para que cuando se reincorporen al colegio no hayan perdido el ritmo. Se trata del servicio de apoyo educativo de Aspanoa, que es prestado por voluntarios en las fases de tratamiento y postratamiento de los niños con cáncer.

¿Cómo conociste Aspanoa?

Yo creo que la he conocido desde el principio ya que he vivido cerca y veía el cartel. Pero a un compañero de mi hija, cuando tenía 6 años, le detectaron la enfermedad y aquello me llegó. Yo tenía una hija de la misma edad y me sentí tan impotente que dije “algo tengo que hacer”. Se me ocurrió venir a la Asociación y me propuse para ser voluntaria porque además no había especialistas en inglés para la ayuda docente a domicilio. Empecé dando clase a este niño, que por cierto ahora está genial.

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¿Qué supone para ti colaborar con Aspanoa?

A nivel personal, tengo la conciencia de que tenemos que hacer una sociedad mejor de la manera que podamos. Esto se lo intento inculcar a mi hija Valeria y lo veo como algo que lo tengo que hacer, no concibo la vida de otra manera. También soy voluntaria en una biblioteca, donde leo en inglés para niños pequeños. Lo veo como una actividad más en mi vida y creo que debería verse como algo cotidiano. Yo estoy muy agradecida. Es más lo que te llevas que lo que das.

Llevas cinco años ayudando a Aspanoa. ¿Qué te parece su labor, ahora que lo has vivido desde dentro?

Me parece increíble. Tendríamos que participar mucha más gente porque es una asociación fructífera. Me parece que es una gran ayuda para los padres, y también para los niños. Creo que tendría que tener todos los apoyos del mundo.