CAMPAMENTOS ASPANOA EN ANDORRA (TERUEL)
En julio de 2005, si la memoria no me falla, en Prat del Compte fue mi último campamento, grandísimos amigos de los que me tuve que despedir después de ocho o nueve veranos compartiendo 15 cortos días al año con ellos, despedida también de esos bonitos, divertidos, traviesos, esperados, geniales, inolvidable días que ya no iba a poder disfrutar como cada verano venía haciendo.
Siempre cabía la posibilidad de volver como monitora y disfrutar de esas experiencias desde otro punto de vista, y gracias a ASPANOA, así ha sido este verano. Una llamada de teléfono y todos los recuerdos volvieron a mi cabeza, iba a poder ir a otro campamento, cuando pensaba que en aquel pequeño pueblo de Cataluña se había terminado todo. Para mí significa mucho ir de monitora con los niños y jóvenes de ASPANOA, he crecido como lo están haciendo ellos ahora, en ocasiones con "pequeñas" dificultades que se cruzan por el camino pero siempre con la sonrisa en la cara, sabiendo que la lucha y el esfuerzo traen sus recompensas.
Este año nos reunimos con los chavales en el aparcamiento del Príncipe Felipe para subir al autobús y llegar al CEA ITACA en Andorra de Teruel donde nos esperaban parte de los monitores. Un verano diferente, campamento bilingüe (inglés), y nuestros amigos del País Vasco no iban a estar en el mismo sitio que nosotros, pero eso no iba a ser un impedimento para pasarlo en grande. Compartimos albergue y campamento con chicos y chicas de Mediana y Montalbán.
Al llegar, recibimiento, visita al albergue, reparto de habitaciones y a funcionar, todo marcha a la perfección. Desde el primer momento se ve el buen ambiente que nos rodea. Actividades más relajadas que en otros campamentos, talleres en el CEA, clases de inglés, servicios (elaboración del periódico diario, limpieza de exteriores, limpieza de habitaciones, encargados del comedor), piscina, veladas, excursiones, visitas al pueblo, canciones…
Si como decía antes 15 días se pasan sin darte cuenta, este año que tan solo fueron 10, se les pasaron a los chavales volando, el último día repetían una y otra vez "pero… ¿mañana ya nos vamos?".
Experiencia personal inolvidable; acostarte a las 2.00 o 3.00 de la madrugada para evaluar el día que ya pasó y preparar el día siguiente para que todo funcione perfectamente o por lo menos intentarlo; levantarte a las 6.00 o 7.00 de la mañana; ver las caras de niños y niñas cuando se despiertan todavía dormidos; realizar un taller y ver como todos prestan atención y preguntan; aprender de niños y niñas de 8 añitos; mejorar personal y profesionalmente con la ayuda de cinco fabulosos monitores; darle mayor importancia a la vida y sonreír aunque las cosas no salgan como uno espera, gracias a un "pequeño" cuyo medio de transporte es una silla de ruedas… todo esto no tiene precio.
Quizá haya sido una de las "jóvenes" del campamento que más pude disfrutar y aprender durante esos cortísimos 10 días. Todo gracias a vosotr@s, gracias por contar conmigo, GRACIAS Aspanoa.
Sara Merino