Una de las becas que concedió Aspanoa el año pasado recayó en la doctora Alba Fernández Gómez, médica zaragozana de 30 años que, gracias a una inversión de 45.000 euros por parte de la Asociación, está especializándose en Oncohematología Pediátrica en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Este centro hospitalario es un referente a nivel nacional y europeo en el tratamiento y la investigación del cáncer infantil y, a través de esta beca de formación, Fernández va a estar durante un año y medio trabajando y aprendiendo allí.

Alba Fernández, médico oncopediatra

La doctora Alba Fernández junto con el jefe de Oncopediatría del Vall d’Hebron, Lucas Moreno.

“Ayudar a los jóvenes a especializarse es uno de los objetivos de estas becas porque serán los médicos que atiendan a nuestros niños durante muchísimos años”, explica el presidente de Aspanoa, Gabriel Tirado, quien recuerda que dos de las cuatro médicas de la Unidad de Oncopediatría del Hospital Infantil de Zaragoza están próximas a jubilarse. De ahí la importancia -más si cabe- de “sembrar” para que los jóvenes “acumulen mucha experiencia al inicio de su carrera profesional”.

Alba Fernández se graduó en la Universidad de Zaragoza e hizo la residencia de Pediatría en el Hospital Infantil Miguel Servet, especializándose en Oncopediatría en los últimos meses (2018-2019), tiempo durante el cual también hizo una rotación en el Hospital La Paz de Madrid dentro de la misma especialidad. Su objetivo era poder seguir formándose y por eso solicitó esta beca de Aspanoa.

¿Por qué escogiste el Vall d’Hebron para continuar especializándote?

Vall d’Hebron es un hospital de referencia a nivel nacional y la oportunidad de crecer como profesional aquí es inagotable. No solo porque es un centro puntero en muchas especialidades, sino porque el volumen de pacientes que atiende es mucho mayor. Y eso te permite aprender rápidamente.

¿Es muy distinto al Servet?

Sí. Es un centro más complejo, donde todos los profesionales están muy especializados y son referentes nacionales en sus respectivas áreas. Es quizás más laborioso el día a día, es más multidisciplinar y, sobre todo, muchísimo más grande. Aunque he de decir que, pese a su tamaño, no es un centro que impresione o sea hostil. El trato de enfermeros, médicos y psicólogos es también muy cercano. El servicio de Oncohematología Pediátrica me ha impresionado porque se percibe una humanidad y profesionalidad que valoro mucho.

¿Hay alguna parte de la Oncohematología Pediátrica que te esté interesando más?
Todas las áreas son interesantísimas, pero si tengo que escoger diría que los tumores sólidos. También me interesan mucho los tratamientos de los adolescentes y adultos jóvenes porque son un grupo de pacientes que a nivel clínico están en cierto modo entre la pediatría y la medicina de adultos. Es un campo que sin duda debemos potenciar más, es a lo que se tiende en centros de referencia nacionales e internacionales.

¿Hay pocas ayudas para la formación de profesionales sanitarios?

Casi no existen y es una lástima porque estas becas son muy importantes. Somos muchos los profesionales que queremos formarnos lo mejor posible, aunque el comienzo sea difícil. La formación te la tienes que buscar por tu cuenta y ese tiempo que dedicas no suele estar remunerado. Si no sales fuera, no puedes ver cómo trabajan en otros sitios, ver puntos fuertes y débiles, aspectos que se pueden mejorar… Si queremos mantener una asistencia “de excelencia” es necesario invertir en la formación de profesionales.

¿Te gustaría volver a Zaragoza?

Muchísimo. Es mi casa, el hospital donde me he formado, y se trabaja muy bien porque las adjuntas son encantadoras, tienen mucha experiencia y siempre han apoyado a los médicos que hemos apostado por formarnos. No sé si finalmente podré volver. Pero para mí ha sido una suerte inmensa haber contado con el apoyo de Aspanoa porque de lo contrario no creo que hubiera podido venir aquí. Solo puedo dar las gracias porque sé que es un esfuerzo muy importante para la Asociación. Y también me gustaría poner en valor que Aspanoa ofrezca estas becas, porque apostar por la formación de sanitarios sin duda beneficia enormemente a los niños y a las familias.