¿Por qué decidiste hacerte voluntaria de Aspanoa?
Siempre había querido. Pero resulta que me detectaron un cáncer de mama hace tres años. Y al pasar por esta enfermedad, vi el gran trabajo que hacían las voluntarias que estaban en el Hospital. Son encantadoras y realmente los pacientes lo agradecemos. Entonces me dije que yo también tenía que hacerlo.
¿Cómo ha sido tu primer año?
Estoy encantada. Cuando vine justo acababan de terminar los cursos de formación, pero me dijeron que podía empezar a colaborar. Estuve en los talleres y también he hecho algún acompañamiento, por ejemplo, llevando a una niña afectada desde la sede de Aspanoa hasta su casa. Y también estoy en el equipo de recogida de las huchas de las farmacias. Me ha sorprendido que nos reciben fenomenal, todos te dicen que están encantados de ayudar a Aspanoa.
Y también has estado en alguna mesa informativa.
Sí. En varias. Hice el curso de formación y luego he ido a mesas informativas en algún congreso, a los conciertos de primavera… Hay gente a la que le da miedo esta labor. Pero las mesas informativas en Aspanoa son totalmente diferentes. Aquí no se trata de invadir ni de presionar, todo lo contrario. La gente se acerca porque quiere. Y eso es importante porque te muestran un gran interés. De hecho, siempre nos dan las gracias por la labor que hace Aspanoa.
¿Y qué ha sido lo mejor de este año?
Me encantó el partido de fútbol. Había ido con mis hijos de espectadora. Pero lo de salir al césped acompañando a niños de Aspanoa me hizo mucha ilusión.